¿Quien pagó por la bestia?
Pues yo oí que los Zuisos estaban muy interesados, pues con eso de que a los japoneses les tronaron los reactores, se sintieron inspirados de asustar al mundo respecto de los "peligros" de la energía atómica. Eso sí, se les olvidó mencionar los peligros de una política bacilante y un cuerpo legislativo retozon al estilo europeo. Por eso Jaurez se negó a pagar a los fanceses, pues quieren arrebatar con sus modales y dejan de lado las lecciones de la historia.
Otros por ahí dicen que fueron los 75's del norte, que no les gusta rejonear pero sí picar (es decir, ven los toros desde la barrera). Bien conocida es la política exterior norteamericana respecto a los conflictos internacionales, la cuál se puede reducir en la sencilla frase: "GOD BLESS AMERICA AND NOWHERE ELSE"
Los que sí no se midieron fueron los Coreanos, Himalayos y asiáticos en general: su cultura es una de las mejor logradas, por su grado de integridad en lo relacionado al enrolamiento de mano de obra. LA verdad sea dicha, ellos tienen una filosofía respecto de las riñas: "el último que se queda sin argumentos es el primero en soltar un golpe"
Que cambiando el tema, me hace recordar el evento que pasó hace años, en Oaxaca. Una cascada y una botella de mezcal y, ahora, un amigo con el que no puedo platicar en persona porque a su mujer le pegan agruras nomás de pensarme. ¿Por qué? Pues porque le pedí que fuese nuestra sandía.
Y llegando ya a los grados de comunicación: los sueños. He llegado a la conclusión de que los sueños son re-presentaciones de traumas vivenciados inconscientemente, es decir, aquel pensamiento que reprimimos en un momento de actividad conciente, debido a que el desarrollo del mismo hubiese distraido la atención de la tarea presente. Veran la analogía si comparo a la mente con la vejiga: mientras que la idea es el agua a la mente, paralelamente, la orina lo es a la vejiga. Si nos aguantamos al orinar, la vejiga se "agranda" -como decía mi abuelita-; si nos reprimimos al pensar, la inteligencia (familiaridad con los pensamientos) se dilata y entonces sufrimos lo que, en muchas guarderias y escuelas de preescolar llaman, atención dispersa. Y, finalmente, una atención dispersa es la clave para ganar al "teléfono descompuesto".
O qué no, ¿O r?
No hay comentarios:
Publicar un comentario