Le dije que subiría a la montaña cuando tuviese 35 años,
que me retiraría a la soledad de la caverna.
Ella me decía que yo no le hacía caso,
que no escuchaba sus palabras en la soledad de mis pensamientos.
Pronto nos distanciamos,
apenas un verano,
dos meses o menos duró aquella unión de nubes.
Fuimos siempre errantes, ya antes de conocernos, gigantes de nuestros sueños,
molinos hurgando el aire.
REncontrarnos? No pasa en este mundo, ni en ninguno hecho de sueños.
La realidad es nuestro patio de juego, la real necesidad de olvidarnos.
A S
que me retiraría a la soledad de la caverna.
Ella me decía que yo no le hacía caso,
que no escuchaba sus palabras en la soledad de mis pensamientos.
Pronto nos distanciamos,
apenas un verano,
dos meses o menos duró aquella unión de nubes.
Fuimos siempre errantes, ya antes de conocernos, gigantes de nuestros sueños,
molinos hurgando el aire.
REncontrarnos? No pasa en este mundo, ni en ninguno hecho de sueños.
La realidad es nuestro patio de juego, la real necesidad de olvidarnos.
A S
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