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lunes, 7 de noviembre de 2011

Acelerar, acelerar en todo

El pedal a fondo, aunque la velocidad no vaya más allá, ¿quién dice que la parte no es igual al todo?

El automóvil tiene un tablero donde el conductor puede consultar la velocidad actual de su masa y la del vehículo, sin embargo nunca he logrado verificar el límite máximo indicado en el velocímetro. ¿Será que un auto comercial nunca podría revasar los 200 kms/h? ¿Entonces por qué en el velocímetro figura esta cífra, por el bien de la ilusión o por mero ímpetu propagandístico?

Sin embargo esta interrogante me ha hecho preguntarme sobre una cosa totalmente distinta, pero ambas relacionadas por la imágen del conductor imaginario que trata de llevar la aguja del velocímetro al límite superior.

Acelerar a fondo tiene muchos campos de aplicación, algunos bastante sobados por todos, como cuando el político dice, "hay que acelerar la economía", o el activista propone, "acelerar el cambio social", o incluso haya quienes quieran "acelerar el aprendizaje" en aras de condensar habilidad en individuos antes ineptos, como si se tratase del proceso de la destilación alcoholica.

Pero aunque todos tengan cada vez más prisa y el discurso se vuelva cada vez más apremiante, aún no encuentro precisamente el motivo de la urgencia. Si hemos de acelerar cada vez más y a esta aceleración debemos el crecimiento explosivo de nuestra raza en este último siglo, ¿no debiéramos precisamente hacer lo contrario? Desde el comienzo de la revolución industrial cada vez más gente está convencida de que su vida no va lo suficientemente rápido. En una mezcla algo burda -si se me permite-, diré que la avaricia de aceleración es el principal motivo existencial de nuestro tiempo.

¿Deseamos hacer esto o aquello cada vez más rápido? ¡Bien! Pero, ¿cuál es el destino al que nos dirijimos? Hoy, un cierto barco atunero puede pescar 150 toneladas de atún en un sólo día; pero eso no significa que 300 mil personas hambrientas vayan a incluir 500 gramos de pescado en su dieta diaria. 150 toneladas de atún son lo que necesita 1 (UNA) empresa atunera para mantener su cuota de producción diaria para proveer al distribuidor mayoritario de atún de cierta cadena de supermercados, que sólo se encarga de etiquetar y tener en anaqueles guardado el mínimo disponible para las ventas del verano. Y no es ocioso decir que si esa empresa atunera no cumple la cuota del distribuidor corre el riesgo de perder el canal de distribución, a manos de cualquier otra compañía productora como ella.

¿Será sólo para satisfacer especulaciones de mercado que debemos acelerar nuestra manera de producir, de consumir, de vivir, en una palabra de PENSAR? No lo creo.

Por mi parte, doy tiempo a mis ideas para que -como las aguas- encuentren su cause natural que, a fin de cuentas, es el rubro de la realidad común a todos. A fin de cuentas sólo las decisiones tienen carácter de urgente y deben "tomarse en el acto". Considero que una cabeza llena de ideas de urgencia estará agotada antes de tomar las decisiones pertinentes a cualquier caso.

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